lunes, 4 de noviembre de 2013

PREVENCIÓN


La prevención del embarazo adolescente debiese tener come eje primordial la educación. Como lo hemos mencionado anteriormente, el embarazo adolescente encuentra sus causas en una multiplicidad de factores de diferente índole, que hacen necesario el abordaje integral de la vida del joven.
La aplicación de programas e intervenciones multidisciplinarias enfocados a entregar conocimientos e información a los jóvenes concernientes a  una vida sexual responsable, métodos anticonceptivos, riesgos fisiológicos y costos implicados en un embarazo no deseado, y una adecuada educación psico-afectiva, constituyen herramientas realmente efectivas en la disminución no tan sólo de la incidencia de los embarazos en edades tempranas, sino también en la prevención de enfermedades de transmisión sexual y un establecimiento de la sexualidad informada y responsable como factor protector.
En la atención integral del adolescente, un ejemplo de lo anterior es el “Enfoque de riesgo”. Esta es una estrategia que toma en cuenta los factores protectores y de riesgo psicosociales para implementar una intervención adecuada y oportuna evitando posibles daños. En el caso de Chile dicho enfoque era abordado antiguamente por cada centro de la red de APS independientemente, hoy en día se incluye dentro del “Sistema de protección Social Chile Crece Contigo”, instaurado en una ley promulgada en los últimos meses, la que le otorga el carácter de política gubernamental.
“El enfoque de riesgo se caracteriza por ser:
1)       Anticipatorio: permitiendo aplicar medidas preventivas.
2)       Integral: abarcando los aspectos biológicos, psicológicos y sociales del individuo.”
Dicho enfoque determina tres diferentes grupos de madres acorde a la concomitancia de factores de riesgo y/o ausencia de factores protectores:
1.       Grupo de alto riesgo obstétrico y perinatal.
1.1.      Antecedentes de patología médica obstétrica general importante.
1.2.     Antecedente de abuso sexual.
1.3.     Desnutrición.
1.4.     Estatura de 1,50 m o menor.
1.5.     Cursando los 2 primeros años de la enseñanza media.
1.6.     Pareja estudiante, en servicio militar o con trabajo ocasional.
2.       Grupo de mediano riesgo obstétrico y perinatal:
2.1.     Menarquia a los 11 años o menos.
2.2.     Actitud negativa o indiferente al inicio del embarazo.
2.3.     Ser la mayor de los hermanos.
3.       Grupo de riesgo obstétrico y perinatal corriente o no detectable.
3.1.     Incorpora a todas las demás adolescentes hasta la edad que determine el programa. Poseen diferentes normas de control prenatal, en base a nivel de complejidad de la atención. Actualmente no se considera el grupo de mediano riesgo.
“La aplicación de un programa de estas características en CAPS (centros de atención primaria de salud) del norte de Santiago, ha permitido descender la tasa de mortalidad materna a casi 0 en adolescentes y la de partos pretérmino igualarlos prácticamente a la de la población de adultas (7 a 8% en Chile)”.
Se ha demostrado que un factor protector sería el énfasis y trabajo en el establecimiento de la propia identidad y visión que tenga el adolescente de sí mismo, herramienta que también pudiésemos hacer llegar a través de programas de educación. Iniciativas en este sentido han sido los programas de educación sexual JOCAS, Teen Star y Adolescencia: tiempo de decisiones (a cargo de CEMERA), siendo este último evaluado positivamente en términos de sus resultados: “Se hizo un seguimiento a un total de 12.468 estudiantes, a través de encuestas anónimas. De un total de 190 escolares adolescentes que se declararon sexualmente activas, en 29 (15,3%) se detectó embarazo, cifra que se mantuvo 34 meses después con una muestra que aumento a 298 alumnas (9,7% de embarazos para esa cifra),lo que nos da como resultado un descenso de 5.6 ptos. En el grupo no intervenido la cifra disminuyó solo en un 0,7%. Hubo además importantes diferencias en los hallazgos del estudio, el cual consideran que es un aporte científicamente validado para las políticas públicas en educación sexual y prevención del embarazo en adolescentes.”

Es importante mencionar que cualquier programa o acción tendiente a la prevención debiese estar orientado tanto a hombres como a mujeres en edad adolescente, entendiendo que es responsabilidad de ambos asumir una postura activa frente al embarazo. Por otro lado parece prioritario incluir en dichas intervenciones a los padres y madres de los adolescentes, puesto que vemos en ellos muchas veces el origen de las causas y/o condicionantes de los embarazos precoces, teniendo como objetivo principal, el fortalecer los vínculos de apoyo y contención hacia el o la joven.

                        

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