El embarazo adolescente no es solamente un período de 9 meses que
consiste un crecimiento abdominal y lidiar con la carga que eso significa.
Existe un gran número de cambios corporales y consecuencias de las que la
mayoría de los jóvenes se encuentran ajenos. Existen consecuencias desde una
perspectiva psicosocial, además de consecuencias a nivel fisiológico en el
organismo.
Consecuencias en
la madre. Desde una perspectiva emocional, desde el momento en que la
adolescente se entera que está esperando un hijo, surgen en ella miles de dudas
e interrogantes. Esta incertidumbre, generará sensación de angustia, estrés, y
mucha ansiedad al momento de afrontar el tema. El fuerte impacto social la
llevará a una situación de inseguridad y de desprotección, debido a que se
cuestiona si tener al bebé o no, cómo decirle a la pareja, como planteárselo a
su familia, de qué manera podrá continuar los estudios, como afrontará los
gastos económicos, etc. Cuando existe este conjunto de preguntas no resueltas,
existen consecuencias conductuales; existe
la posibilidad que acudan al alcohol o a las drogas como puerta de escape a
esta caja sin salida. Los conceptos recién mencionados pueden crear a una
adolescente deprimida, por ende con menos herramientas aún para afrontar la
maternidad. Por otro lado, se encuentra el círculo social que las rodea; qué va
a pensar la gente, qué van a decir de mí, cómo voy a aguantar la situación; y
en respuesta a esto, surge la mayoría de las veces la deserción escolar. Esta
decisión trae consigo sus propias consecuencias: soledad, pérdida de lazos
afectivos, pérdida del sentido de responsabilidad, disminución de la
autoestima. Desde una perspectiva fisiológica,
el embarazo en sí ya demanda un gran número de cambios corporales, pero estos
cambios pueden transformarse en nocivos al momento de gestar a un ser humano
antes de que corresponda. Puede ocurrir anemia, lo que genera fatiga temprana,
disminución en la concentración, sensación de debilidad y agotamiento en
general. Existen abortos espontáneos, alteraciones nutricionales, crecimiento
uterino menor que lo normal, terminando en embarazos ectópicos (implantación
fuera del útero) perjudicando así la salud del bebé.
Consecuencias en
el hijo. Es muy importante destacar lo que
implica la actividad sexual durante la adolescencia en términos de salud.
Existe la posibilidad de adquirir enfermedades de transmisión sexual. Las
consecuencias que pueden traer éstas en el feto son: ceguera, retardo mental,
parálisis cerebral, bajo peso al nacer y prematurez que implica órganos poco
desarrollados generando alteraciones crónicas, pudiendo ocasionar incluso la
muerte.

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